El teléfono móvil, nació como una manera más rápida y cómoda de comunicarnos, después con la tecnología más modernas, ya no solo nos sirve para realizar llamadas sino para grabar, guardar archivos, fotografiar, escuchar muisca…

Convirtiéndose en un componente más de nuestras vidas e incluso, uno de los más importante, al tal extremo que sin ellos, ya no podemos salir de casa.

Estos dispositivos, eran codiciados por los más pequeños del núcleo familiar; el querer imitar a los progenitores y que se veía como una necesidad para saber si estaban bien o si, en caso que ocurriera una emergencia, estar comunicados con ellos.

Hicieron que muchos padres, dieran a sus hijos un teléfono móvil; solo en caso de urgencias, se iban a utilizar. Pero la verdad, es que ahora estos teléfonos, no solo son por si pasa algo, sino que han llegado a ser herramientas de pruebas en casos de acoso escolar o agresiones.

Y es por el mal uso que nuestros jóvenes hacen; se sabe que existen miles de imágenes y videos de agresiones a compañeros de clase, que se van intercambiando entre ellos.

Por no hablar de las famosas fotos hechas a sí mismos en actitud eróticas y que se las mandan al chico/a que les gusta. Todo esto, hace que la imagen de los menores se vean vulneradas sin que nadie pueda hacer nada, hasta que sucede algo horrible.

Por Indicios, detectives privados.